Vive la fantasía de un palacio barroco en la ciudad romana

El Parador de Mérida, oficialmente conocido como Parador de Turismo "Vía de la Plata", es efectivamente considerado uno de los hoteles más emblemáticos y atractivos de la ciudad de Mérida, en Extremadura, España.

Ubicación histórica: Está situado en un antiguo convento del siglo XVIII, específicamente el Convento de Jesús. Combina elementos barrocos originales con adaptaciones modernas para el confort de los huéspedes.

La arquitectura del Parador conserva elementos del convento original, como el claustro y una capilla. La construcción es de estilo neoclásico, caracterizada por su sobriedad y equilibrio arquitectónico. Se encuentra en el centro histórico de Mérida, lo que facilita el acceso a los principales puntos de interés turístico, como el Teatro Romano, el Anfiteatro, el Templo de Diana y el Puente Romano. Mérida es conocida por su patrimonio arqueológico romano, lo que la convierte en un lugar ideal para el Parador, que ofrece una experiencia que combina el confort con la historia y la cultura de la ciudad.

Fundación y Época Romana

Fundación: Mérida fue fundada en el año 25 a.C. por el emperador romano Octavio Augusto bajo el nombre de Augusta Emerita. Fue establecida como una colonia para veteranos de las legiones romanas V Alaudae y X Gemina que participaron en las guerras cántabras.

Capital de Lusitania: Augusta Emerita se convirtió en la capital de la provincia romana de Lusitania, lo que la convirtió en una de las ciudades más importantes de la Hispania romana. nfraestructura Romana: La ciudad prosperó y se construyeron importantes infraestructuras, muchas de las cuales aún se conservan, como el Teatro Romano, el Anfiteatro, el Circo Romano, el Puente Romano sobre el río Guadiana, y el Templo de Diana. Estos monumentos muestran la riqueza y el poder de la ciudad en tiempos romanos.

Monasterio de los sentidos

En el corazón de la Hispania romana, bajo el vasto y resplandeciente cielo azul, se alzaba Augusta Emerita, la joya del imperio, una ciudad forjada para la eternidad. Fundada por el emperador Octavio Augusto en el año 25 a.C., esta urbe grandiosa se erigió para honrar a los valientes veteranos de las legiones que conquistaron las tierras del norte. Emerita, tierra de héroes, centro del poder y la cultura de la provincia de Lusitania.

En la plaza principal, donde el murmullo de las multitudes reverberaba con la fuerza de mil voces, el Teatro Romano era el alma de la ciudad. Construido por el célebre cónsul Marco Vipsanio Agripa, sus graderíos de piedra blanca ascendían como un mar de olas petrificadas, capaz de albergar a seis mil ciudadanos. En su grandiosa escena, adornada con columnas y estatuas de mármol, los actores traían a la vida las tragedias y comedias que hacían eco de las historias de dioses y héroes. Cada verano, la ciudad renacía con el Festival de Teatro Clásico, una tradición que se mantenía viva, uniendo el pasado con el presente en un mismo aplauso.

Parador de Mérida
Parador de Mérida
Parador de Mérida
Parador de Mérida
Parador de Mérida
Parador de Mérida

El restaurante

Paradores de Extremadura

El Parador de Mérida alberga el restaurante Marmitia, donde los visitantes pueden disfrutar de una auténtica experiencia culinaria basada en la rica tradición gastronómica de Extremadura. El restaurante ofrece una variedad de platos que destacan los sabores locales, utilizando ingredientes frescos y de calidad que reflejan la riqueza natural de la región.

El restaurante Marmitia no solo se centra en ofrecer platos típicos, sino que también busca brindar una experiencia única a sus comensales. El ambiente del restaurante, ubicado en un edificio histórico, complementa la oferta culinaria, permitiendo a los visitantes disfrutar de sus comidas en un entorno que refleja la rica herencia cultural de Mérida.

Además, el restaurante apuesta por la sostenibilidad y la utilización de productos locales, apoyando a los productores de la región y asegurando la frescura y calidad de los ingredientes. El Marmitia del Parador de Mérida es un destino culinario que deleita a sus visitantes con los sabores auténticos de Extremadura, ofreciendo una mezcla perfecta de tradición y creatividad en cada plato.

Paradores de Extremadura

El Parador que te va a transportar en el tiempo

En el crepúsculo de un verano ardiente, llegamos a Mérida, la antigua Augusta Emerita, un lugar donde el tiempo parecía haberse detenido. Al adentrarnos en el corazón de la ciudad, las piedras de las calles resonaban bajo nuestros pies, contando historias de un pasado glorioso. El Parador de Mérida nos recibió con la majestuosidad de su arquitectura, un antiguo convento convertido en un refugio de historia y confort. El Parador, con sus muros cargados de siglos de historia, era un santuario donde el presente y el pasado se entrelazaban. Nos adentramos por sus pasillos, admirando las arcadas y patios interiores, recordando que una vez este lugar fue hogar de monjes franciscanos. Nuestra habitación, decorada con gusto y elegancia, ofrecía una vista hacia los jardines del claustro, donde el murmullo de las fuentes parecía cantar una melodía antigua.

Esa noche, nos dirigimos al restaurante Marmitia, un templo culinario que honraba las tradiciones de Extremadura. Las mesas estaban dispuestas con esmero, y el aroma de los platos despertaba los sentidos. Comenzamos nuestro festín con un plato de jamón ibérico, cuyas finas lonchas brillaban como el oro bajo la luz de las velas. Después, nos sirvieron la caldereta de cordero, una receta ancestral que nos transportó a los campos de la Lusitania, donde pastores y legionarios compartían historias junto al fuego.

A la mañana siguiente, con el primer albor de la luz, nos aventuramos por las calles de Mérida, donde el eco del pasado resonaba en cada esquina. Al cruzar el Puente Romano sobre el río Guadiana, el aire parecía cargado de las voces de aquellos que lo construyeron. Sentíamos la presencia de los antiguos ingenieros que, con manos firmes y visión clara, levantaron este coloso de piedra que aún hoy desafía el tiempo.

Al llegar al Teatro Romano, nos encontramos ante una estructura que había visto pasar emperadores, senadores y ciudadanos. En su graderío de mármol, imaginamos a los habitantes de Augusta Emerita asistiendo a las obras de Plauto y Séneca, riendo y llorando al compás de las tragedias y comedias que se desplegaban ante ellos.

Paradores de Extremadura

Augusta Emerita, El Latido de la Eternidad

Más allá, el Anfiteatro Romano se alzaba como un coloso dormido. Podíamos casi escuchar el rugido del público, el choque de las espadas, el rugido de las fieras, mientras los gladiadores combatían por honor y gloria. La arena, teñida por el sol de mediodía, era testigo mudo de los espectáculos que definieron el espíritu romano.

El foro, centro neurálgico de la vida romana, era un mosaico de columnas y estatuas, un lugar donde se discutían las grandes decisiones y se rendía culto a los dioses. Nos detuvimos ante el Templo de Diana, con sus imponentes columnas corintias elevándose hacia el cielo. Aquí, los ciudadanos se congregaban en busca de consejo y protección divina, y aún hoy, el templo parecía palpitar con el fervor de las plegarias de antaño.

El Acueducto de los Milagros, con sus arcos elevados, era una hazaña de la ingeniería romana que alimentaba la ciudad con la vitalidad del agua. Caminamos bajo su sombra, admirando la perfección de su diseño, que había resistido el paso de los siglos. Finalmente, visitamos la Casa del Mitreo, una villa que conservaba mosaicos y frescos que nos revelaban los secretos de la vida cotidiana en Augusta Emerita. El "Mosaico Cosmogónico", con sus figuras mitológicas, era un mapa de las creencias y sueños de sus antiguos habitantes.

Al caer la noche, regresamos al Parador, donde las luces doradas bailaban en los patios. Sentados en el jardín, escuchamos el canto lejano de los grillos, mezclado con el susurro del viento entre los olivos. Mérida, con su pasado esplendoroso y su presente vibrante, nos había mostrado el rostro de una civilización que aún latía bajo sus piedras.

En el silencio de la noche, entendimos que habíamos viajado no solo a una ciudad, sino a un legado, una herencia de valentía, cultura y humanidad que Augusta Emerita preservaba con orgullo.

Crónicas de Augusta Emerita

Bajo el resplandor del sol hispano, en un rincón fértil y prometedor de la provincia de Lusitania, el emperador Octavio Augusto decidió fundar una ciudad que se convertiría en el emblema de la grandeza romana: Augusta Emerita. Era el año 25 a.C., y las guerras cántabras habían llegado a su fin. Para honrar a los valientes soldados de las legiones V Alaudae y X Gemina, quienes habían combatido con coraje y lealtad, Augusto ordenó la creación de una colonia que fuese digna de los más grandes héroes del imperio.

Augusta Emerita nació de la visión de un imperio que quería establecer su poder y su civilización en las tierras occidentales de Hispania. Las tierras fértiles y las aguas del Guadiana ofrecían el lugar perfecto para levantar una ciudad que habría de prosperar y desafiar al tiempo. La planificación de la ciudad siguió el diseño clásico romano, con un trazado ortogonal que reflejaba la precisión y el orden de Roma.

El foro, corazón palpitante de la vida cívica y política, se erigió como el centro neurálgico de la ciudad. Desde allí, se extendían calles pavimentadas que conducían a los grandes monumentos que encarnarían el poderío y la cultura de Roma. Se construyó el majestuoso Teatro Romano, una obra que representaba no solo el arte y el entretenimiento, sino también la sofisticación de una civilización que valoraba la cultura como un pilar fundamental de la vida. Junto a él, el Anfiteatro Romano se alzó como un coloso de piedra, donde la bravura de los gladiadores y el rugido de las fieras se convertían en símbolos del espíritu indomable del pueblo romano.

El Circo Romano, con su vasto espacio, se convirtió en el lugar de emociones intensas, donde las carreras de cuadrigas capturaban la imaginación y el fervor de miles de ciudadanos. No solo se construyeron espacios para el ocio y el esparcimiento, sino también infraestructuras vitales que sostenían la vida de la ciudad. El Puente Romano, uniendo ambas orillas del Guadiana, simbolizaba la conexión entre las tierras y las gentes.

Augusta Emerita no solo fue un asentamiento militar, sino un faro de civilización, un lugar donde la vida cotidiana se entrelazaba con la grandeza del imperio. Las casas de sus ciudadanos, adornadas con mosaicos y frescos, hablaban de una sociedad que valoraba el arte y el lujo. La Casa del Mitreo, entre otras villas, se convirtió en un testimonio de la vida opulenta y las creencias profundas de sus habitantes. En las calles y los edificios de Augusta Emerita se escuchaban los ecos del latín, las voces de filósofos y comerciantes, de artesanos y soldados, todos contribuyendo al florecimiento de una ciudad que habría de perdurar a través de los siglos.

Virgen de Guadalupe

Augusta Emerita, El Espíritu Indomable del Imperio en el El Corazón de Lusitania.

Comentarios

Opiniones de clientes

Una experiencia inolvidable. Dormir rodeada de tanta historia es mágico. Lo más destacable todo el personal. Sobre todo Recepción. La situación del Parador es magnífica. El claustro es impresionante y el personal, atentísimo. Volveremos seguro.

 

Fantástico hotel en el corazón de Mérida. La decoración romana es fascinante y la comida en el restaurante, exquisita. El silencio en todo el recinto, la climatización, la amplitud de todas las estancias. Perfecto para sumergirse en la historia de la ciudad.

 

El Parador superó todas nuestras expectativas. Las habitaciones son amplias y cómodas, y el edificio rezuma encanto por los cuatro costados. La piscina, La ubicación y el personal, muy amable y disponible para ayudar en todo. Un oasis en el calor extremeño.

 

Un lugar donde la historia cobra vida. Disfruté especialmente de los desayunos en el claustro. La ubicación es perfecta para explorar los monumentos romanos. A menos de 10 minutos del museo romano.

 

Nos alojamos para celebrar nuestro aniversario y fue una elección acertadísima. El ambiente es romántico y elegante. La tranquilidad, el edificio en si es toda una obra de arte, con habitaciones grandes con techos abovedados de crucería, tipo convento, que protegen del ruido y te dan la sensación de individual. Los elementos naturales del propio edificio, mármoles, cerámica de terracota y madera, El personal nos hizo sentir como en casa.

Booking

Al hacer tu reserva con Booking tienes la garantía de optener el mejor precio del mercado. Si encuentras un precio mas bajo Booking te reembolsa la diferencia al hacer la reserva.


Booking es una central de reservas a nivel mundial que te facilita elegir y reservar alojamientos con las maximas garantias. Fijate bien en los plazos de cancelación al completar el proceso de reserva.


Somos una web de turismo y experiencias independiente

  • No representamos ni hablamos en nombre del alojamiento ni del restaurante.
  • Nuestras opiniones pueden no coincidir con las empresas de las que hablamos.
  • Hablamos en base a nuestra experiencia y nuestros gustos.
  • Somos una empresa de turismo independiente que ofrece un serviocio público.
  • Esta NO es la página oficial de Paradores.

Recomendamos hoteles según nuestra experiencia


Localización

Calle Almendralejo, 58
06800 Mérida
Badajoz / Extremadura / España
Tel.: 924 31 38 00 / mail: merida@parador.es
Página web: www.parador.es
Coordenadas: